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Así que, bueno, lo conocí en un bar y una semana después estaba llevando todas mis pertenencias a su casa, porque a mí se me acababa el contrato en mi garita, estaba harta de vivir sola, él tenía alquilado un piso precioso en mi calle preferida de Malasaña lo suficientemente céntrica pero tranquila y a un estudiante de Erasmus belga vaciando su habitación. Por si te lo preguntas, yo tengo diez. La gasté toda de pequeño, esperando que mi madre quisiera curarse. Tiene ese estilo inimitable de las personas que han nacido con el don de la elegancia. Tiene que entender la verdad y yo soy el adulto que debe hacérsela entender. Entendednos…, es una cuestión de pareja que no queremos que manche al grupo. Ayer estaba emocionada y asustada a partes iguales; ahora mismo gana la emoción. No sabría qué añadir aunque quisiera.

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